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Cuento de Eutiquio Leal

(Primer premio en el concurso del festival de Arte de Cali, 1968)

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SITIO CON INTENCION DE DAR A CONOCER LA VIDA Y OBRA DEL PROFESOR EUTIQUIO LEAL


sábado, mayo 08, 2010

Entrevista a Eutiquio Leal en 1997


ENTRE CANTARINAS Y TRINITARIAS.
POLÍTICA Y POESÍA
EN LA OBRA DEL MAESTRO EUTIQUIO LEAL (1928 - 1997).


PRESENTE (1)
Eutiquio Leal

Ya muy pronto nos vamos. Casi ya nos iremos
de tanta dicha junta, por cantarinas penas,
y de la franca ruta de altibajos e inviernos
en que hemos navegado con discretas sirenas.

Siempre ha sido una lucha en nuevos trinos
Junto a todas las voces hirsutas y serenas,
un batallar cerrero de mil potros morenos
por el viento y el limo de gentes azucenas.

Uno se va a la sombra de la más clara herida
o a la luz de la noche sin su rosa encendida,
bajo los resplandores traviesos del amor.

Como así uno regresa, con toda la porfía
con que se ha despedido librando la alegría,
sin pronunciar renuncio ni la palabra adiós.

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Por: Alexánder Andrés Franco Enciso (Antropólogo)
http://www.pereiraculturayturismo.gov.co/dmdocuments/Entre%20cantarinas%20y%20trinitarias.pdf

En el mes de marzo del año 1997 el autor del presente artículo en una de las reuniones del taller de escritores Gabriel García Márquez de la Universidad Autónoma de Colombia en Bogotá, dirigió la que fuera la última entrevista concedida por el maestro Eutiquio Leal. Se presenta por primera vez algunos apartes de ésta y un bosquejo de la obra de quien fuera considerado por algunos escritores y críticos literarios (Isaías Peña, Carlos Orlando Pardo, Jaime Mejía Duque, Manuel Zapata Olivella, entre otros) como fundador de los primeros talleres de literatura en Colombia y uno de los que la renovó con su lenguaje y voces narrativas. Ganador nacional e internacional de varios premios y concursos literarios, Eutiquio Leal escribió innumerables sonetos, cuentos, ensayos y novelas entre las que destacan Mitin de alborada, Música de sinfines. Agua de fuego, Después de la noche, Cambio de luna, Bomba de tiempo, Trinos para sembrar, La hora del alcatraz, El oído de la tierra.

Cuando al maestro Eutiquio Leal se le indagaba acerca de su amplia producción literaria (guionista de cine y televisión, teatro, ensayo, periodismo, cuento, novela y poesía) o de sus viajes como conferencista en Asia, América o Europa, por lo general traía a la memoria su infancia, Vietnam, los movimientos subversivos y su abuela Laura quien lo inició en las lecturas de los magazines dominicales.

Escribía Pere Gimferrer en el prólogo a la novela "Coronación" de José Donoso:

“Hay universos novelescos que impresionan especialmente al lector porque reflejan los fantasmas de una época, sus terrores ocultos, su lado sombrío. La novela es la leyenda del presente, y también su profecía”.

En efecto, la infancia del maestro Eutiquio Leal transcurre en el Chaparral de los años 30: terrateniente, semifeudal e idealizador de Simón Bernate, José María Dionisio Melo, Manuel Murilo Toro, José María Melo, Alfonso Reyes Echandía. También era el Chaparral donde con más ahínco se gestaban los movimientos políticos y subversivos de carácter campesino en Colombia.

La entrevista que a continuación se presenta fue realizada en uno de los talleres que el escritor dirigía en Bogotá. Este trabajo tuvo como propósito confrontar las luchas políticas de los universitarios durante los años 60 y 70 con el retroceso político e ideológico vivido tras el colapso del “socialimperialismo soviético”, el revisionismo armado y la imposición del “fundamentalismo neoliberal” como sustento ideológico de las actuales relaciones sociales de producción y la superestructura. Días después de la entrevista nos enteramos del grave estado de salud de Eutiquio el cual lo llevó en menos de dos meses a la muerte, o como diría Manuel Zapata Olivella en su sepelio:
“Eutiquio no ha muerto,
se ha convertido en un sol o una estrella”…

¿Cómo compara usted la universidad de hoy con aquella de los años 60 y 70 en los temas políticos y cuál era la posición del maestro: cómo vivió la época?

Una de las falencias en la vida universitaria de este momento es que se advierte un desinterés de los estudiantes, una despreocupación de los estudiantes, unos estudiantes al margen de lo que está ocurriendo en el país. Lo confrontamos con lo que era el trabajo universitario en los 60 y 70. Francamente hay que decir que la situación era mejor, había más actividad, había más combatividad, había más estudio personal de los estudiantes, había más participación, las luchas de esos años eran muy agitadas. El estudiante se preocupaba por la ideología, por la política y estudiaba, discutía y participaba en la vida de la nación, hoy eso está desapareciendo si no es que ha desaparecido totalmente.

Una anécdota la viví cuando me tocó dictar clase, concretamente un semestre dedicado al estudio de la obra Edipo Rey. Entré desde la primera vez sosteniendo la tesis que en esa obra no se cumple el complejo de Edipo. No obstante, de ahí fue que Freud tomó las bases para teorizarlo. Estábamos en la época en que Estanislao Zuleta trabajaba con nosotros –lo habíamos llevado allá como vicerrector académico-, él también era profesor y difundió e impartió muchísimo el psicoanálisis. En una reforma que se hizo en las universidades, reforma en la que él y yo trabajábamos, se hizo una énfasis en el marxismo, dijo él. En cada uno de los 10 semestres se veía una obra de Freud, pero en ninguna se veía una obra de Marx. Sin embargo, el enfoque en general era distinto, pero entonces en cada semestre se veía una obra; cuando yo estaba viendo Edipo Rey con el grupo, como plantee esa tesis, entonces el grupo se armó todito, porque el grupo estaba solidario con Estanislao y le parecía un adefesio, un absurdo, que hubiera dictado esa tesis. Entonces a mí me tocó dictar clase con dos micrófonos, un micrófono, aquí de un sector que dirigía el flaco Sánchez que fue decano de Filosofía en la Universidad Nacional, y un micrófono allí de un muchacho cuyo nombre no recuerdo ahorita, que era el jefe de la posición maoísta. Con dos micrófonos así, debí dictar toda la clase. Claro, al principio yo sumamente nervioso y sumamente estresado, casi enajenado.

Bueno, eso lo fuimos dominando y dominando hasta cuando terminaba la clase. Los estudiantes se amanecían desgravando las discusiones y tomaban nota para luego venir a la otra clase para discutir la posición del profesor. Eso era sumamente enriquecedor y preparaba a los estudiantes para la vida diaria, que es una lucha permanente, una discusión permanente.

Se hacían mítines constantemente y se estaba luchando por las reivindicaciones académicas, por supuesto, pero también por las reivindicaciones políticas del pueblo colombiano, ahí hay una diferencia, como digo, muy grande a ese respecto, pero ese interés por los problemas sociales, políticos y académicos sirvió muchísimo porque permitía a la universidad el permanente contacto con las luchas del pueblo. Por ejemplo en esa época nos tomamos la universidad, por esas cosas a mí también me tocó dirigir esa huelga. Esa fue una huelga larga.

Como al mes y medio de habernos tomado la universidad, en una asamblea estábamos ya desesperados porque no sabíamos ya qué hacer. Entonces se nos ocurrió por allá a la medianoche nombrar un decano y un rector: ¡carambas¡ Entonces surgió un nombre. Esa noche llamamos a Álvaro Valencia a Popayán y a Peparotie, un tipo revolucionario toda su vida, y sigue siéndolo. Aceptó, y a los tres días estaba en Cali posesionándose de la rectoría de la Universidad Santiago de Cali. Contra todas las normas, lo posesionamos nosotros. No lo nombró el gobernador, no lo nombraron los fundadores ni el consejo sino nosotros. Ahí terminó la huelga y empezó una vida. Muy importante. A raíz de eso, llamamos a Estanislao Zuleta para que fuera vicerrector académico, dejándonos una experiencia sumamente buena.

Todavía después –eso que les cuento fue en la universidad Santiago de Cali-, cuando llegué a Bogotá yo ya estaba nombrado profesor de la Universidad Pedagógica Nacional, me lo habían comunicado desde el Icfes para que me viniera. Me tuvieron dos universidades listas, no era sino posesionarme. Bueno, entonces todavía en la Universidad Pedagógica Nacional en los años 70 o finales todavía había una gran actividad, también hicimos huelga ahí; también ganamos una huelga y de allá sí me botaron. Me botaron por haber dirigido esa huelga que ganamos, además porque llegó un rector del Opus Dei y yo había escrito tres artículos desenmascarando lo que era El Opus Dei. Automáticamente yo salí encabezando una lista de 14 profesores y esa lista no se equivocó. ¡Todos los que salimos eran de botar¡ Pero de ahí en adelante la cosa ha ido decayendo. Depronto la Universidad Nacional todavía conserva ese espíritu de lucha, pero universidades como La Universidad Libre donde yo fui profesor de tiempo completo y universidades como la Autónoma donde he sido catedrático desde hace 20años, no se pude ser siquiera profesor de medio tiempo.

Todas estas luchas han venido decayendo, decayendo y decayendo en razón que como son universidades privadas y tienen dueños privados, esos dueños han venido asumiendo una actitud menos académica, más utilitarista y más neoliberal. Hoy ya es eso. Esto ha morigerado las luchas muchísimo. En el año 80 en virtud de que estábamos combatiendo, a mí también me botaron de la Libre junto con otro poco de gente, hartos profesores, como unos 200 en todo el país. Eso amedrentó, yo demandé y gané porque no había ninguna razón académica ni moral, era una riña política. Gané y sigo allá de tiempo completo, pero eso produjo pánico, terror no solamente entre los profesores, sino también entre los estudiantes.

Hoy no hay ningún género de lucha en la Universidad Libre, que es una de las famosas. La Universidad Libre se fundó justamente para que la gente del pueblo pudiera estudiar, surgía en la época en la que no se podía estudiar, no había sino universidades elitistas, eso ha desaparecido. Hoy La Universidad Libre es lo contrario de lo que fue antes durante su fundación y la Universidad Autónoma también es lo contrario de lo que fue durante su fundación, yo llevo aquí también 20 años en eso y he corrido todo ese proceso en el cual venimos retrocediendo, retrocediendo, retrocediendo, incluso esas inmoralidades que se descubrieron en la Universidad Libre, existen aquí. No se han descubierto todavía, aquí hay fundadores que han hecho grandes negocios con la universidad para beneficiar sociedades de sus hijos y de sus familiares y de todas esas cosas.

Yo pienso que nunca es tarde para revivir ese espíritu de lucha dentro de los estudiantes, de lucha por mejorar el nivel académico en primer lugar, para enjuiciar a los profesores que no den la talla y una lucha también no solamente por la matricula, que es una lucha importante, sino también por todos los demás problemas del pueblo colombiano. Nosotros somos la universidad incrustada en el pueblo, viviendo del pueblo, pues es natural que nosotros participemos en esas luchas, yo no digo que participemos en la guerrilla porque somos muy cobardes y no somos capaces de eso, pero hay muchas formas de luchas legales académicas y universitarias, que es necesario levantar, ¿con qué fin es que estamos formando a quienes van a manejar el país, y cómo formamos a los que van a manejar el país como unos pobres pendejos que no hacen mas que recibir lo que les dicen los demás, sin capacidad crítica, sin coraje?. Hasta el coraje hay que estimular.

Sin sentido de la honestidad y sin capacidad de liderazgo, los lideres hay que formarlos en la universidad, estos lideres en nuestro campo, en otro campo los sindicatos formaran lideres en otros sectores, pero a nosotros nos corresponde el estatus universitario para formar los lideres
que necesita el pueblo colombiano.

¿Qué recuerda más de los estudiantes de esa época, eran de armas coger o simplemente hacían parte de grupos de análisis políticos, filosóficos, o solo reinaba el deseo de tener un líder, una cabeza, cómo piensa que pudieron haber sucedido esas reivindicaciones?

Sí, durante esos años se organizaban distintos grupos de estudio. Había, por supuesto, diversas posiciones ideológicas, políticas. Todas hay que respetarlas. En la universidad no solamente se capacitaba a los integrantes de los grupos de estudio, que eran profesores y estudiantes, sino que también se trabajaba, se acordaba ir a los sectores y se iba a los barrios, se iba a veredas, se salía del marco propiamente universitario a conocer los problemas de los sindicatos, conocer los problemas de la gente, y a participar, no solamente participar con las ideas que llevaba cada grupo con su ideología, sino también participar personalmente, y se hacia participación directa en las luchas de los barrios, en las luchas de loas sindicatos. Por ejemplo, en el Valle había una relación estrecha entre la universidad y la FEDEVALLE, la Federación de Trabajadores del Valle. Se colaboraban mutuamente, se les hacia cursos a ellos y se recibían cursos de los obreros. Yo no sé, eso sería para discutirlo y para ver.

Nosotros estamos incrustados en los sectores más antiguos de la ciudad de Bogotá, en aquellos donde hay mayor concentración de universidades. Aquí hay grupos de teatro, musicales, de danza, de intelectuales, de poetas, de narradores, me parece que eso nos debiera compromete a nosotros en el sentido de salirnos de lado, a llevar lo que el aula nos ha dado, a recibir lo que nos da la comunidad, porque en todas partes hay sabiduría. Cuando un estudiante llega a la universidad, la universidad quiere partir de cero y eso es estúpido. No, cuando un estudiante llega a una universidad, viene con un saber, viene con una experiencia, viene con una vida, trae los problemas de su comunidad, y la universidad como si quisiera partir de cero. Ese es un problema académico serio que habría que analizar. Ahora, de acuerdo con la Constitución del 91, hay posibilidades de participar en juntas de acción comunal, las JAL, juntas administrativas locales, en los concejos culturales de las JAL, en un poco de cosas que existen en esta comunidad y que nosotros ignoramos y de las cuales no quisiéramos untarnos, ese seria otra de las cuestiones para plantear.

Y en relación con la pregunta, pues en esa época la universidad se vinculaba y se metía al barro, participaba y luchaba. Por ejemplo en Cali participamos como universidades, como estudiantes y profesores en toma de terrenos y en construcción de barrios nuevos. Cali es tal vez la ciudad pionera en eso. Allá había un dirigente que sé llamo Julio Rincón y hubo otro llamado Julio Barberena. Julio Barberena era abogado y Julio Rincón un líder político. Este último organizaba las masas durante meses en unos comités pro viviendas, ahí surgió PROVIVIENDA. Escogían un puente y allí iban, ya tenían escogido el terreno y tenían los planos, y todo listo. Asignaron los lotes, llegaban y se los tomaban. Por allá el martes o miércoles cuando la policía iba, ya Julio Barberena como abogado estaba asumiendo la defensa jurídica del derecho a habitación de los colombianos y Julio Rincón, concejal liberal, ayudaba en la legalización de todos esos barrios. En eso participaban los profesores, la universidad. Hoy parece que eso no fuera competencia nuestra.

Hay una reivindicación que ahora sé esta retomando mucho entre los estudiantes y es la reivindicación de la autonomía universitaria, ¿fue que hubo una dura contienda en posiciones como las de la juventud patriótica y otras más radicales que se oponían a eso? ¿Que podría comentar al respecto?

Sí, ese problema de la autonomía universitaria hace tiempo se viene planteando. Por esa época, años 60 y 70, lo planteamos y lo planteábamos a muchos grupos. Lo planteaba la JUPA, los comunistas, los Roja-Pinillistas, los maoístas. En cuanto a la independencia de la universidad había unanimidad, en lo que no había acuerdo total era en la manera de lograrlo.
Algunos querían lograrlo por medidas de fuerza, terroristas incluso. Otros querían lograrlo mediante la discusión, el acuerdo, y dentro del ámbito universitario para buscar la influencia en los parlamentarios y convertirlo en ley. Había esas dos tendencias. Ahora, hoy el problema de la autonomía universitaria es abstracto, en letra existe pero en la practica no.
Si nos concretamos en la Universidad Libre y en la Universidad Autónoma, que son las dos que yo conozco mejor, encontramos que esa autonomía esta reducida y limitada a lo que determinen los dueños. Los dueños de la Universidad Libre son de dos logias masónicas y los dueños de la Autónoma son una especie de logia de conversos, gente que un día fue y que hoy no es, ambos son gente de esos tipos que como dice el tango de Gardel: ”la tristeza de haber sido y el dolor de ya no ser”

Esos son los dueños de las universidades, viven con la tristeza de haber sido y con el dolor de ya no ser porque ya son neoliberales y ahora son capitalistas y no les interesa más que eso, entonces no hay realmente autonomía universitaria en la Libre y en la Autónoma. Yo no sé de otras universidades pero en las universidades privadas esta ocurriendo eso; y en toda la educación privada también esta ocurriendo eso, me parece que nosotros como educadores y ellos como estudiantes progresistas no podemos seguir tolerando eso, tenemos que por lo menos empezar a denunciarlo pero no solamente denunciarlo en una hoja volante, eso sirve, hay que denunciarlo también en asambleas masivas. Mientras no se hagan asambleas masivas eso no funciona. ¿Qué fue lo que ocurrió con la placa que pusieron los profesores en el auditorio allá en la Autónoma? (2) Hubo una determinación del sindicato de los profesores y eso debe ser respetado en cualquier parte. Bueno, al otro día bajaron Rico y Pedraza y la quitaron, entonces dónde está la autonomía, es que la autonomía no es solamente de la universidad frente al establecimiento, sino autonomía interna, del estudiante también, se habla de la autonomía y eso ha desaparecido en todos los estamentos.

En los años 60 y 70 ocurría mucha agitación política, ¿qué relación había o cómo veían los estudiantes y profesores la vinculación del movimiento estudiantil con luchas por como las de Vietnam o Norteamérica?

En esa época a mí me toco ir a la guerra de Vietnam. Yo estuve allá, no fue por obra y gracia del espíritu santo, pero un hecho que determinó la política en América y en el mundo entero fue el movimiento de mayo del 68. Este conmovió toda la población universitaria así como la revolución cubana conmovió a América latina y abrió unos horizontes y estimulo a todas las luchas, de manera que la universidad de esa época de ninguna manera fue indiferente o estuvo ausente de eso, estuvo participando en todas esa luchas y por supuesto eso es saludable porque despierta el espíritu critico y el espíritu de lucha. Sin lucha nosotros los esclavos nos perderíamos en toda esa vaina. Sin esas luchas que culminó Espartaco no se hubiera culminado la esclavitud, sin las luchas de los artesanos y los campesinos franceses no se hubiera hecho la revolución francesa de hace dos siglos, y sin esas luchas no hubieran surgido los dirigentes que hay hoy.

Es que si tomamos un ejemplo, Fidel Castro, es un ejemplo de las luchas universitarias, él no es producto de una improvisación, ni de una determinada potestad, no! Cuando el 9 de abril lo agarró aquí en Bogotá, él estaba ahí, con una comisión de estudiantes latinoamericanos promoviendo la realización de un congreso latinoamericano de estudiantes y ellos habían acordado que Gaitán inaugurara ese congreso porque Gaitán en ese momento era un líder del pueblo colombiano y era un tipo progresista. Entonces todo eso influyó y nosotros lo asumimos. Quiero decirles que nosotros no nos avergonzamos de haber participado en eso, que nosotros nos debemos también a ese tipo de luchas y que aspiramos a que esa conducta universitaria tanto de profesores como de estudiantes se reivindique, se revitalice en la actualidad porque es la única manera de salvar el movimiento estudiantil o universitario, el movimiento educativo colombiano.
(Fin de la entrevista.)

Cada época trae sus héroes o sus cuitas y Jorge Hernández dejó de ser su pasado, su infancia, su juventud para convertirse políticamente en el “Comandante Olimpo” y asumir el mundo de las letras como Eutiquio Leal.

Quizá sean los versos-homenaje del poeta monteriano Zabier Hernández Buelvas los que describen con más juicio el trasegar de Eutiquio Leal:

"Leal como fuiste
Moriste
Cuentan quienes te escoltaban
El día de tu muerte
Que te vieron levantarte
y caminar erguido
con tu cabellera andante
al encuentro de tu destino
a la reunión eterna con los dioses del Olimpo
¿Por cierto, no era este tu nombre de guerra y de lucha?
Adiós comandante Olimpo
Este jardín que tú intentaste que floreciera
Hoy pisoteado
Renacerá un día
Y esa será tu recompensa
¡Salud a los muertos que lucharon!”

Agradecimientos

A Mercedes Buitrago, compañera sentimental de Eutiquio Leal, a los escritores y miembros activos del taller de escritores Gabriel García Márquez: Pemán, Ricardo Carza, Arturo Cisneros, Hugo Correa y Alexander Caro. A la comunicadora social Jenny Chalarca Hoyos por la transcripción de la entrevista.

Referencias

Donoso, José. 1974. Coronación. Salvat. Barcelona.
Leal, Eutiquio. 1967. Tú pesadilla. Revista Razón y Fábula. No 1. Universidad de los Andes.
Bogotá.
Pardo, Carlos Orlando. 1988. Vida y obra de Eutiquio Leal. Apartes. Revista Consigna Edición
353. Año XII, Nueva Época. Bogotá.
1 Último soneto del maestro Eutiquio Leal, escrito días antes de su muerte en el instituto cancerólogico de Bogotá el 13 de Mayo de 1997.
2 Se hace alusión a una placa dedicada al profesor Jaime Pardo Leal.

Teatro A

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Hipólito Rivera, Jorge Eliécer Pardo, EUTIQUIO LEAL, Dario Ortíz Vidales y Carlos Orlando Pardo