EL EUTIQUIO LEAL DESCONOCIDO
Por: Fernando Soto Aparicio
¿Eutíquio Leal, poeta? Debo confesar que el asunto me tomó por sorpresa. Yo he conocido a Eutíquio de años, como el gran cuentista, como el novelista de las profundas disciplinas estructurales. Sus libros salen y se agotan y luego son difícilmente conseguibles, pero pese a eso se ha hecho una carrera en el difícil mundo de nuestra literatura. Otro Quijote de las andanzas editoriales, como él, Carlos Orlando Pardo, le ha dedicado un libro donde no sólo estudia su vida sino su obra, entrañablemente ligadas las dos como sucede siempre en los verdaderos escritores. También batallamos con Leal frente a las páginas de GATO ENCERRADO, una revista que ha dejado un gran vacío que nadie ha tenido la osadía de llenar. Pero ¿poeta?
Sí señor, aquí sale a dar la gran batalla con una obra grande, no sólo en su forma sino en su fondo. Un libro de poemas de respetables 216 paginas es raro en nuestro medio, donde la poesía se limita a folletos, de poco paginaje y aún de menos calidad. Eutíquio se lanza a la palestra, pluma en ristre, en uno de los ejercicios literarios más difíciles y más comunmente atropellados, en nuestro medio sobre todo, donde abundan los escritores de un solo libro o de un solo poema y que ya con eso se matriculan por su cuenta, sin acudiente ni útiles adecuados, en la tornable y difícil escuela de la fama.
MÚSICA DE SINFINES es el poemario de Eutíquio. Los sinfines ¿qué son? Quizás creaciones de la mente de una niña, donde están intactos los pasos del asombro. Los niños tienen ese don maravilloso de sorprenderse, que nosotros los adultos vamos perdiendo y que quizás sólo a veces reencontramos al escribir o al pintar o al ejercer alguna de las disciplinas del arte. Los sinfines son animales mitológicos, de ésa mitología personal de una niña; o sentimientos, o mariposas de cobre o golondrinas de azúcar. Vaya uno a saber, y son precisamente estos sinfines los que le dan a la poesía de Eutiquio un toque especial.
¿Es una poesía fácil? Yo diría que no, aunque en muchos poemas se palpa la música de las palabras, la rima, el ritmo que los fija en la memoria. En otras, las palabras forman una especie de raigambre semántica que no es fácil descubrir o seguir. Es una poesía que requiere el concurso del lector, su comprensión, su seguimiento a la idea del poeta, intrincada en ocasiones pero siempre válida, sostenida no sólo por una serie de metáforas como relámpagos, sino mantenida en su sitio gracias a la magia de la palabra. Una poesía trabajada, sin duda. Donde el vocablo cobra todo su sentido comunicante. Eutiquio no tiene miedo a inventar verbos y adjetivos que sólo se encuentran en su diccionario particular, pero eso mismo muestra su búsqueda del lenguaje que dé la justa medida de lo que necesita comunicar. Yo creo que es aquí donde radica el mayor mérito de estos poemas: en la búsqueda y encuentro de la palabra dúctil, manejable, modelable por las manos de alfarero del poeta. Poesía que estrena lenguaje para estrenar también el asombro cotidiano del mundo.
Poéticamente, Eutiquio Leal y yo estamos colocados en dos sitios diferentes y distantes. Yo escribo poesía de una especie y él de otra, pero el sentido de la poesía, el universo poético, no sólo es múltiple sino infinito como es el proceso de la creación artística. Estos poemas, esta música del lenguaje, están lejanos de mi modo poético.
Pero tal vez por eso mismo los puedo leer con mayor libertad, les puedo buscar las pistas dadas por el autor para llegar a su mensaje. Que no es otro que el del hombre, ser angustiado, en permanente búsqueda, ser con todas las preguntas y sin ninguna de las respuestas. Ser que se empeña en elaborar la inmortalidad con el barro diario de su finitud, en su lucha sin cuartel, que sabe perdida de antemano pero en la cual persevera porque esta perseverancia, extrañamente, es lo que le garantiza que está vivo.
Vivo, como esta poesía de Eutiquio Leal, que en cada estrofa nos sorprende y nos enseña cómo es de dúctil la palabra en las manos del artista, y cómo puede la poesía, sin dejar de ser profundamente válida, inventar su propio universo y multiplicar su propia lengua.
Texto escrito y leído por Fernando Soto Aparicio en el acto de presentación del libro Música de Sinfines de Eutiquio Leal.
Galería Buscando América, 30 de Agosto de 1988 Bogotá, DE.
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El poema "Horizonte" hace parte del libro "Música de Sinfines", es una muestra de la creatividad, imaginación y sensibilidad de Eutiquio Leal, uno de los más importantes escritores tolimenses del siglo XX:
HORIZONTE
Deshollejando al viento, la dicha, la manzana...
de esta abierta calleja lunática de ahora
se nos ha escapado alguien?
Todo lo que tiene aura, color, canciones, osamenta...
Por ejemplo la luz, el agapanto,
los ojos de la noche, voladores audaces,
la caracola atlada de ilusiones geológicas,
el verbo solferinamente erguido
en jugos cálidos o polen de peñasco y golondrina.
¿Quién habita hoy en estos corredores
del pecho o las estrellas, del calor insurgente,
en nuestras horas lilas empozadas al fondo
de los días traspuestos
o poemas tomados de cofrecillo ajeno?
¿Todo el vacío, toda la negrura,
solo el trueno interior que nos devora
sin ningún cese al fuego, ya sin canto posible?
¿Solo el yelo y ya sola la roseta
de dinamita extraña a alquilada, imprevista,
solo el desplome anónimo de la espiga en la frente?
Atrevida allá al frente
una ventana en alto, su soñador abierto a la mañana,
las barandas del Cosmos, el vórtice del tiempo...
este anhelo amatorio que somos a porfía
con el ritmo vidente, raizal, constitutivo
que aguja desde adentro de la tierra
revivida o tremenda, solidaria o utópica...
V, 1988
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CONVERSACIÓN CON LUIS VIDALES
“EL MACHISMO COMENZÓ CUANDO INVENTARON QUE DIOS ERA HOMBRE”
Premio Nacional de Periodismo “Simón Bolívar”, en la modalidad “Mejor Entrevista en Prensa”, 1990.
POR: JOSÉ LUIS DÍAZ-GRANADOS
Publicado en la revista "Gato Encerrado" No. 11 - Abril - Mayo, 1990.
REVISTA LATINOAMERICANA DE LITERATURA Y ARTE
Dirección: Eutiquio Leal, Fernando Soto Aparicio, Jaime Chavarro Díaz
http://ntc-documentos.blogspot.com/2011_03_03_archive.html
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