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...::: Es mejor que te vayas :::...

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Cuento de Eutiquio Leal

(Primer premio en el concurso del festival de Arte de Cali, 1968)

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SITIO CON INTENCION DE DAR A CONOCER LA VIDA Y OBRA DEL PROFESOR EUTIQUIO LEAL


sábado, julio 22, 2006

BOMBA DE TIEMPO


Este libro consta de tres cuentos

BOMBA DE TIEMPO
ALGUNA VEZ EL VIENTO
EL MAÑANA DOMINGO

Los puede leer en:

http://sites.google.com/site/alegriadeleer/trescuentos

PROLOGO

EUTIQUIO LEAL
O EL ESBOZO DE UNA OBRA



Luego de que los periódicos y revistas dedicaron páginas y ediciones enteras a examinar el denominado Boom de la literatura latinoamericana, integrado principalmente por escritores como Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes y Julio Cortázar, iniciaron de cierta manera la búsqueda de nuevos valores, aunque con los mencionados se tratara de mostrar a la joven narrativa de los países del tercer mundo, que, afortunadamente, "fuera del montaje publicitario que llegó a rodearlos como una ecuación comercial ligada a editoriales Argentinas, Mexicanas o Españolas", nos demostraron el extraordinario filón que había para explotar, o que estaba ya siendo explotado por autores de talento, y que nuestra literatura entraba definitivamente a una nueva etapa.


Y tras ese éxito, acompañado no solo de afición o entusiasmo, sino de estudio y exploración para hallar mayores y mejores posibilidades en el bello y batallador oficio de narrar, como de los hechos históricos que cambiaban la concepción sobre el arte desde el Río Bravo hasta la tierra del Fuego, comenzaron a surgir escritores y grupos de ellos no coordinados a nivel de trabajo, pero unidos por un aspecto generacional, que más tarde, empezaban a conocerse por el casi único medio existente en un país concreto como Colombia, cual es el de los concursos, y las publicaciones de unas pocas revistas y suplementos literarios.


Surgió entonces un grupo aproximado de treinta o cuarenta que proyectaban alguna seriedad en la tarea creativa, demostrada tentativamente con galardones literarios o publicaciones oscuramente recibidas por la prensa nacional, en la medida que entendieron o tomaron al escritor no ya como un simple testigo de su tiempo, un simple mostrador de problemas; lo tomaron como un testigo peligroso, a pesar de lo inofensivo de la literatura como fin en si misma, pero, que al fin y al cabo, es producto de la época y testimonio de ella, por estar el oficiante inserto en un medio social determinado, ser parte de él, vivir de él y en él, aunque no por la idéntica conservación de él, y además, consecuencialmente, enmarcando su obra en un período de la historia determinado y con características, tendencias y hechos determinados y determinantes.


Del número, mirado el asunto eurísticamente y sobre cuyas concepciones y obras publicó juiciosamente Isaías Peña Gutiérrez el libro "La Generación del Bloqueo y del estado de Sitio", podemos decir, sin lograr escapar al regionalismo por la parcialización a que haremos referencia, y concretamente por motivos de encasillarnos en lo que va a llamarse Biblioteca de Autores Tolimenses, que el Tolima tiene ya ganado un puesto de combate en ese campo.


Dentro de ese propósito, alguna vez, alguien se atrevió a decir que de nuestro departamento no saldría nunca un buen escritor, porque su gente era dada a la pereza y a la contemplación de la noche, en las sillas que se recostaban en las aceras de las casas para hablar de sus mitos o sus recuerdos, y que el clima cálido, sinónimo de sudor y recorridos lentos, constituían parte de su quietud y triste abandono. Pero, no son siempre las palabras dichas así a la ligera, ni las generalizaciones planteadas de pronto por quienes hacen el papel de adivinos ni de videntes, las que determinan un hecho concreto como sucede en el caso del Tolima, que hoy por hoy, se encuentra, a pesar de que la literatura, para insistir, no debe colocarse provincialmente por constituir un fenómeno mucho más amplio, en una posición de vanguardia cualitativa y cuantitativamente en la narrativa.


Tanto los tan discutidos como discutibles concursos literarios, al igual que las publicaciones más o menos bien recibidas por quienes se encargan de comentarlas, pueden de cierta manera corroborar nuestra afirmación. Nombres como los de Eutiquio Leal, Héctor Sánchez, Jorge Valderrama Restrepo, Policarpo Varón, Germán Santamaría, Jorge Eliecer Pardo, Hugo y Roberto Ruíz, Camilo Pérez, entre otros, conforman ya un grupo conocido si no de manera amplia, sí por lo menos en los círculos informados de la actividad literaria en el país, o fuera de él.


Y es precisamente Eutiquio Leal, el escritor "secularmente joven", quien rompe regionalmente toda una tradición, en la medida que quienes cultivaban el oficio no eran del pueblo o del campo y no daban la medida de sus concepciones, y ello, además era solo dado, permitido, a clases privilegiadas, y por lo que, puede hablarse, al examinar nuestra literatura, de un antes y un después de Eutiquio, en contraposición pues, con los autores de la elegancia, del retoricismo, la academia, lo tradicional y el aislamiento en los salones y cafetines. Leal, es en ese sentido el "cambio de luna", es el primero dentro del grupo que iría a aparecer luego, algunos años después, salido de una auténtica familia campesina acurrucada y explotada en el sur del departamento y en la ya manoseada Chaparral, tierra de los Echandía y de los Rocha, por ejemplo.


Su medio histórico, social, personal y literario, a los que, como en los temas anteriores sería difícil referirnos ampliamente por razones de espacio, nos determinan el por qué una y otra actitud, y el por qué la temática de su obra.
Nace el 12 de diciembre de 1.928, y a través de los 44 años que carga con una juventud alargada en su vitalidad y espíritu de lucha, ha logrado recoger toda una interesante experien­cia ya como jornalero agrícola, miliciano, periodista, agente viajero, profesor universitario y de bachillerato, ya como transeúnte por España, Rusia, Francia, Inglaterra o los Estados Unidos, y que sabe hacer trascender en sus libros, mostrando el éxito o el fracaso, las caras de la vida, de la explotación, del desquite y de la lucha.

El autor comienza publicando relatos bajo el rótulo de literatura comprometida en el Dominical de El Espectador, por allá a principios del año 61, cuando, precisamente, su nombre, llama no solo la atención al ganarse el Concurso Nacional de Cuento del Primer Festival Nacional de Arte de Cali con Bomba de Tiempo, aquí en una nueva versión, sino causa polémica y disgusto en el momento, tal vez, de iniciarse la guerrilla literaria, que era, para recordar las palabras de Héctor Sánchez, el fiel reflejo de un trabajo escaso y una palabrería abundante. Sin embargo, ese sería apenas el comienzo de una larga cadena de triunfos, y de ellos el fruto de ser el único escritor en el país del sagrado corazón, que logra construir una casa a base de sus premios, de los que decidió retirarse muchos años atrás, porque apreciaba mejor a los amigos y no los disgustos que a ese nivel llegaron a causarle, cuando hacía espléndidas moñonas, y como en una carrera de caballos ganaba por varios cuerpos.

En 1.963, con DESPUÉS DE LA NOCHE, escrita ese mismo año y en la misma mesa, frente a Roberto Ruíz elaborando El Viaje, gana el Concurso de Novela de la Extensión Cultural de Bolívar y su edición es de 250 ejemplares, demostrándonos, con ello, un hecho casi increíble pero real en países como el nuestro. Allí, la angustia de un hombre por sobrevivir apenas porque no tenía más remedio y porque cuatro hijos, tristes y hambreados como él bajo la condición de negrura y fatalidad, le impulsan a regresar, luego de haber perdido una mano cuando pescaba con dinamita, a un acercamiento, a un recoger los pasos al igual que quien regresa no al sitio de su crimen sino de
su destrucción, por los mismos métodos que habrían de llevarlo, igual que el autor nos lleva dramáticamente, a una muerte segura y sin seguro, reflejada toda la historia con una precisión en el lenguaje a pesar de algunas fallas notorias, y con una técnica formal semejante al cuidado de un arquitecto, por cuanto, la sucesiva visión cinematográfica, casi que la de un asalto, donde los minutos que corren interna o externamente, cuentan para su ubicación, tensión y fuerza, y rodean la historia de un abierto interés sobre la condición humana.


El famoso premio Esso completaba por el año de 1.964 sus cuatro primeros concursos, y ya García Márquez con La Mala Hora, Zapata Olivella con Detrás del Rostro, y Antonio Osorio Lizaraso con el Camino en la Sombra, empezaban a formarse una mayor imagen de su obra, igual que Eutiquio Leal iría a hacerlo al ser nominado finalista con GUERRILLA 15, y un año después, regresar al ruedo en el V Concurso Nacional de Cuento del Festival Nacional de Arte de Cali, para ganarse los dos primeros premios con Tu Pesadilla y Hambre para que amanezca, tiro al blanco que repite en 1.968 con Es mejor que te vayas y el Rosal Amarillo, para rematar en 1.971, al constituirse finalista en el Concurso Latinoamericano de Novela Monte Avila, de Caracas, con EL TERCER TIEMPO.


Más de cien publicaciones diseminadas en diferentes órganos de expresión y que comprenden artículos, cuentos, entrevistas y poemas, nos ofrecen, junto a su inclusión en antologías de diversos idiomas, una panorámica de trabajo constante, la que se resume, sin que ella sea total por la evolución literaria que aún tiene, lo mismo gran cantidad de material inédito, su oficio de escribir asumido con seriedad y demostrado en cuatro libros anteriores a éste titulado Bomba de Tiempo, y que son AGUA DE FUEGO, CAMBIO DE LUNA, DESPUÉS DE LA NOCHE, y VIETNAM, RUTA DE LIBERTAD.


Cambio de Luna, tomo de cuentos que alcanzan el número de siete y 129 páginas recogidas por Populibro, presenta una experimentación en el lenguaje, y una síntesis de las técnicas narrativas contemporáneas, donde el monólogo, la combinación del pasado y el presente, la primera, segunda y tercera persona y el recoger el libre movimiento de la conciencia de sus personajes, mostrando historias violentas como en Es Mejor que te vayas, incluido en la Antología la Violencia diez veces contada, próxima a aparecer, lo mismo que la ternura en El Rosal Amarillo, el dilema en "Los Otros" y el fondo de muerte y sexo en "No mirarse a los ojos", nos dejan la simple impresión de un dominio de temas y formas de abordarlos.


Vietnam, Ruta de libertad, publicado en la colección literaria de Ediciones Suramérica en mayo del año pasado, reúne en su estructura tantos géneros literarios como oficios ha tenido el autor, que, fuera de los enumerados anteriormente, recordamos el de conferenciante, fundador de talleres literarios, al poeta, cuentista y novelista que representa, y de cuyos viajes, sus títulos de Normalista y Licenciado en Español y literatura, ha sacado una inmensa cultura y una capacidad para el diálogo que fuera de ser constructiva agrada y entretiene. Vietnam, ruta de libertad, conforma entonces un salpicón agradable donde se halla el ensayo político, la crónica, un cuento narrado co
n el lenguaje mitológico y fabuloso de milenios de literatura del lejano oriente que hace pocos meses visitara el narrador del Tolima, poemas que establecen nuevas palabras, (Nixómano...), una canción protesta, y hasta fotos enmarcadas con noticias de prensa, pero sobre todo enmarcadas por el cariño y la vigorosa capacidad de narrar que tiene Eutiquio. Sin embargo, todo gira bajo un cordón umbilical que es el de reflejar la lucha popular Vietnamita, y basado, en grandes problemas sociales, sin los que no existen las grandes literaturas.
La literatura y el arte, nos dijo en alguna ocasión, pueden ayudarnos a
vivir, a desfrustrarnos, a ser, y es curioso, siguió diciendo, que uno pueda aprender más historia de Colombia en Cien años que en Henao y Arrubla, porque la literatura es la humanización de la historia, y la literatura, respondió a Isaías Peña, es además una forma ideológica, una expresión ideológica, reproduce, produce y cuestiona pensamientos, ideas, sentimientos, costumbres, modales, y estas dos últimas funciones, producir y cuestionar ideología, son las más importantes para el escritor y para el lector del mundo capitalista.


Y en BOMBA DE TIEMPO, como en sus libros inéditos CARNE DE MONTE, (cuentos), EL TRAGASOMBRAS, a publicarse éste año en Cuba, también de relatos, lo mismo que en las novelas GUERRILLA 15 y EL TERCER TIEMPO, más una en preparación sobre las luchas populares de la década del 60 al 70, existe el reflejo de un mundo en convulsión, de un mundo en lucha, de un mundo en contradicción y de un mundo que dialécticamente, está construyendo el camino hacia el futuro, con una gran esperanza.
CARLOS ORLANDO PARDO R. Ibagué, Mayo de 1.974.



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Hipólito Rivera, Jorge Eliécer Pardo, EUTIQUIO LEAL, Dario Ortíz Vidales y Carlos Orlando Pardo