PROYECTO "NO COMERCIAL" DE EDGAR MORA CUELLAR, HOMENAJE A UN AMIGO


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Cuento de Eutiquio Leal

(Primer premio en el concurso del festival de Arte de Cali, 1968)

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SITIO CON INTENCION DE DAR A CONOCER LA VIDA Y OBRA DEL PROFESOR EUTIQUIO LEAL


viernes, julio 21, 2006

LAS MARILOCAS - EUTIQUIO LEAL (Volante Rescatado)


"LAS MARILOCAS" Por: EUTIQUIO LEAL
(Posiblemente de los años 60)




Se vuelven al derecho y al revés o se revuelcan en todos los sentidos, se apelotonan o se dispersan sin saber para dónde, igual que gusanera de cosecha al pie de ciertos árboles frutales. Aunque vegetan en lujosas mansiones como legítimos "hijos de papi", algunos de estos angelitos visten overol y sandalias en busca de semejarse a los obreros. -Primero el debate ideológico y después la lucha!-.Monopolizan el privilegio de merodear por las universidades y fuman picadura yanqui en pipa gringa,... aunque algunos usan barba espesa con el ánimo de parecerse a Marx, a Engels o a Lenin.- Ante todo la unidad teórica y política!-. Es frecuente que calcen botas de campaña y porten morral de campo, ilusionados con la idea de asimilarse a los guerrilleros, aunque no distinguen una pistola de un revólver. -No hay más lucha que la del fusil! -.

El predicador que parece un vivó retrato de aquellos angelitos, les husmea el rastro sin perderles la pista y los acompaña para, a la hora exacta, iniciar su fervorosa prédica. ". . .está escrito que para conocer la sociedad es preciso conocer antes la intimidad del individuo...". De modo simultáneo ellos juegan malabares con las ideas y hacen gárgaras antisépticas con las palabras y los, conceptos, así como memorizan el lenguaje de la clase obrera y lo esquematizan hasta convertirlo en una jerga mixtificada. Luego elaboran su arsenal de discursos abstractos y calientan al rojo vivo esa retórica en sus morrales. Después ensayan la pose olímpica, el ademán pedante, e! tono de la autosuficiencia .angelical. En tanto, vuelve el predicador. ". . .primero hay que hacer la propia transformación espiritual, sólo después podremos hablar de la transformación materialista. . . ".



En un devoto acto de onanismo mental, cada uno de ellos pronuncia ante el espejo su mecánico discurso, como quien vomita cien veces las cien flores podridas de su misma embriaguez. Si bien se les mira o se les oye, de todo ese río revuelto lo único que escapa a las nebulosidades ultraístas (a ultranza) es su fétido anticomunismo. Van y vienen, tornan y retornan como bestias acorraladas en alambre de púas, tratando de escapar a los efectos de una fiebre narcótica. Así perdura el indefectible y trasnochado sarampión de la primera infancia, pero ahora con una soberbia de mayor edad. -Yo soy la auténtica revolución, a nivel de y al interior de!-. Contemporizan con todo lo que pueda hacerlos surgir a cualquier superficie, "...para conseguir la salvación eterna es preciso pasar por todas las cien sectas orientalistas. . ." -Yo poseo la única fórmula absoluta, al interior del nivel de!-.


Como loras satisfechas de bizcochuelo mojado en vino, los angelitos garlan y parlotean en una chachara divertida que recuerda los inicios de Babel. Al término de innumerables ensayos (cómicos unos, de farsa los otros) se resuelven a la actuación en privado, con absoluta reserva. Para esta representación convocan en su capilla íntima a sacristanes, compinches y altavoces, sin olvidarse de los caníbales amaestrados. Y cada una de las cien variedades folclóricas habla como para sus adentros, se predica a sí misma en un bien disimulado misticismo. —Abajo el reformismo y el revisionismo de los demás, al interior de!-. -La coyuntura de la verdadera verdad nace en mi ombligo científico! ". . .proponemos la lucha armada del señor Dios de los Ejércitos divinos. . .". —A nivel de, mi esquema táctico es el único válido!- -Al interior de, el único no revisionista ni reformista soy yo!—.


El detective camuflado de anti-soviético saborea muy bien esa música y paladea ese jugoso caldo de cultivo, pero no puede contener el ímpetu de su pensamiento. "Si supieran lo bien que le sirven al gobierno y a nuestros amigos de Norteamérica. . .". Es lógico, este ensayo les parece un éxito sin precedentes y los angelitos danzan y brincan felicitándose mutuamente, como las comparsas de carnaval se entrelazan y se requiebran. Alzafuelles y sicarios instruidos se desgañitan y despellejan alabando y aplaudiendo: "...así pasman el cáncer de la revolución...".


En medio de una histeria general como de viudas o como de solteronas empedernidas, los angelitos deciden su actuación en público, para los proletarios por redimir. -Abajo los falsos izquierdistas y los falsos revolucionarios!- ". . .siquiera dividen a los subversivos y los hacen más débiles y menos eficaces. . .".


Es cuando ceremoniosamente se dirigen, como diáfano coro de arcángeles, a conocer el sindicato. Los propósitos redentores son proletarizarlo, dirigirlo, espantarlo del mal camino, transmitirle coraje, indicarle al sindicato el único modo de inventarse la revolución revolucionaria. En esta calva oportunidad, estruendosamente empiezan su derroche de fórmulas mágicas y conjuros de encantamiento, su automática oratoria de recién iniciados." ...siquiera así desacreditan la mala causa de la izquierda y provocan el hastío de la chusma. . . ". Como una caja de música celestial esparciendo sus notas de oro puro, las disfrazadas frases se elevan de la tierra a las nubes para no bajar sino el día de las congratulaciones. -Yo enjuicio la articulación del debate electorero! -Nada de lucha por salarios ni prestaciones estructurales!- " ...divide y triunfarás...". -Acepto la alianza electoral, pero cuestiono la cuestionadera! -Haremos la guerra popular por un aumento móvil de salarios coyunturales!- Del seno de la organización proletaria surgen voces, protestas, y se arremolinan grupos de transeúntes. -"El momento no es de división ni de resta, sino de suma y multiplicación"-. Mientras peatones y curiosos se arriman y al cabo se disgregan desengañados, los angelitos continúan su música de amplio espectro. ". . . la verdadera rebelión es la del Valle de Josafat. . .". -Yo niego el burocratismo, pero debo insertarme estratégicamente en la Junta Directiva! -Fundaré el partido político número cien, en esta coyuntura coyuntural! ". . .siquiera no enseñan más que a jugar el futillo de la revuelta. . .". -Una moción de procedimiento, para hacer claridad al interior del nivel de!-. Los angelitos peroran volteando los ojos como en trance de beatífica sublimación. Sudan y se desmelenan como culebreros en mercado público. -Yo soy el único que les puede hacer la claridad de las claridades!-. Como el hombre de las cavernas, "siguen creyendo en el poder mágico de las palabras.


La clase obrera los contempla como animales raros, con desconfianza, y los escucha muy incrédula, pensando que ella lleva muchos años haciendo huelgas y manifestaciones y desfiles, poniendo prisioneros y perseguidos y muertos, dándole a la nación sus mártires y sus héroes.-"Pretenden enseñarle a su padre el oficio de hacer hijos"-. Es difícil que la convenzan con su arrogancia de pavos reales, con sus vacilaciones y bandazos extremistas, estos angelitos adversarios al mismo tiempo del imperialismo yanqui y del socialismo soviético, igualmente enemigos de los partidos burgueses y de los partidos comunistas. -"Con sus palabras tal vez harían pajaritos de oro en el cielo, pero con sus acciones en la tierra no hacen más que dividir y debilitarnos y ayudarle al enemigo de clase"-. Por eso la clase obrera organizada desconfía de ellos como los cristianos de quien le prende una vela a Dios y otra al Diablo. Sin embargo los aparta y reta su sinceridad. -"No se te olvide que arrieros somos. . . "-.

Ahora que han cerrado los ojos ante la realidad pedestre y vulgar, ahora que se han engreído como cualquier Narciso de pacotilla, vuelven de su ensimismamiento y ya no los escucha casi nadie. Con todo, alguien pasa de vez en cuando. -"Se dedican a desenterrar cadáveres, como Trotski, Bakunin, Kautsky, pero de toda esa carroña ya no quedan sino las barbas"-. La clase obrera, que por curiosidad escuchó a los angelitos en su comienzo, ha desaparecido de allí, los dejó solos para continuar sus luchas al frente de las masas populares. ". . .la auténtica liberación está en el Reino de los Cielos. . .". -Somos el Estado Mayor, y solos ganaremos la guerra!-. Hasta los sicarios y los caníbales se muestran ahora engeridos y silenciosos, mientras la clase obrera pica el ojo socarronamente después de la clásica actuación de esos bufones del antiimperialismo y el macartismo. "...nuestro anticomunismo suena, mejor con música celestial...". -Son las marilocas de la política- dice un obrero rezagado. -Dan volteretas en todas direcciones, pero a fin de cuentas no van a ningún Pereira- afirma otro. -"Como las ciegas marilocas de los pantanos"-.



Sumidos en su aislamiento y para combatir revolucionariamente su melancólica soledad, los angelitos hacen conciliábulo, discuten y percuten hasta que resuelven comprar cascos de seguridad industrial, color rojo encendido. Convertidos así en puros y genuinos obreros de la industria pesada, con los cascos hasta el cogote, acaso alcancen a distraer la cola del desfile masivo -algún Primero de Mayo. Sólo que, por costumbre, tal cual mariloca sigue lanzando bombas al paso de la clase obrera.


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Hipólito Rivera, Jorge Eliécer Pardo, EUTIQUIO LEAL, Dario Ortíz Vidales y Carlos Orlando Pardo